La primera rueda de prensa de Joan Laporta como presidente del Barça -en su segundo mandato- tuvo de todo; desde momentos divertidos al ser preguntado por sus sueños en la intimidad hasta situaciones de máxima tensión. En concreto, tras una pregunta inesperada que propagó un tenso silencio por todo el Auditori 1899. El dirigente azulgrana tomó la palabra durante una hora y 18 minutos. Durante ese tiempo, recibió un total de 25 preguntas -y hasta una final denegada-, la mitad de ellas acerca de Ronald Koeman y la incertidumbre que rodea el futuro del holandés.
Una vez más, Laporta demostró que tan importante es dominar la situación como parecer dominarla. Y ahí, ‘Jan’ se mueve como Pedro por su casa: se gusta en cada respuesta, como si cada una de ellas fuera una oportunidad de conquistar y no de resbalar. Ya solo en eso, el cambio respecto a la ‘era Bartomeu’ salta a la vista.
A las 11:34 horas, el presidente del Barça apareció en el Auditori 1899 del Camp Nou arropado por gran parte de su equipo. En la previa del acto, corría entre los periodistas un mensaje claro: “Laporta tiene muchas ganas de hablar porque no entiende algunas de las cosas que se están diciendo”. Y así fue: el dirigente puso la directa nada más encender el micro. Como si tuviera prisa para coger el toro por los cuernos. Tanto fue así que se olvidó incluso de quitarse la mascarilla en un primer momento.
A Laporta se le vio suelto, disfrutón. En prácticamente todas sus respuestas se extendió y en la mayoría de ellas lo hizo dibujando una media sonrisa, transmitiendo una gran confianza en sí mismo. Tanto en lo que decía como en cómo lo decía. Incluso se atrevió a bromear cuando le preguntaron por sus sueños. “No te voy a revelar cuáles son mis sueños en la intimidad porque entonces habría tomate”, dijo entre una risas generalizadas. Lo que para muchos otros hubiera sido un examen, para Laporta estaba siendo un paseo.
Así fue hasta que, de repente, su relajado rostro desapareció de golpe. “¿Cree usted, que le dijo hace tres días a Koeman: ‘Ronald, no eres mi entrenador favorito, dáme tiempo para buscar un sustituto’, que la cosa podría funcionar si finalmente decide seguir con Koeman?”, planteó el compañero Edwin Winkels, quien en su día protagonizó una mítica escena con Van Gaal y su famoso ‘tú eres muy malo’ del ya extécnico neerlandés. Esa pregunta congeló de un plumazo el ambiente distendido del Auditori 1899. Laporta se tomó seis o siete segundos de silencio antes de responder, aunque ‘in situ’ parecieron transcurrir dos horas.
Antes de que el presidente articulara palabra, y con una sala expectante, los directivos sentados justo delante de Laporta evidenciaron también su incomodidad. Algunos negaron con la cabeza como si la pregunta les pareciera una ofensa, mientras que otros, incrédulos, hicieron el ‘esfuerzo’ de buscar contacto visual con el periodista. “Sí”, se limitó a contestar el máximo mandatario azulgrana, que al no desmentir la pregunta daba como válida la premisa de Winkels. Laporta estaba admitiendo que trasladó a Koeman dicho mensaje.
Sobre qué ha cambiado en el Barça desde que Messi enviara un burofax en agosto del año pasado, Laporta hizo un ejercicio de ego, ya que en su contestación enumeró varias veces que su presencia ya es, de por sí, un factor diferencial. “Antes estaba Bartomeu y ahora estoy yo. Messi quiere éxito contrastado. Otra exigencia, otra motivación. Y conmigo la tiene. Por eso nos está ayudando”, apuntó con ganas de reivindicar su buen ‘feeling’ con el ’10’ argentino.
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Cuando la comparecencia se había dado por terminada, un periodista quiso tomar la palabra para preguntar por Agüero. Laporta iba a responder pero su equipo de comunicación insistió en que los turnos habían acabado. En un más que correcto inglés, el presidente se excusó: “It’s my chief’s decision (es decisión de mi jefe)”. Si por él fuera, habría seguido dando explicaciones todo el día. En ocasiones, para no decir nada nuevo. Pero tal predisposición es de elogiar. Y más tras los últimos tiempos en Can Barça…